El sitio arqueológico de San Francisco Toxpan. Parte I
María Luisa Martell Contreras
Maestra en Antropología Sociocultural
De manera personal el sitio arqueológico de San Francisco Toxpan representa un parteaguas tanto en mi desarrollo profesional como en el acercamiento a las raíces de mi ciudad. Puedo decir que siempre me llamaron la atención de pequeña, aquellos cerritos que visitamos en alguna excursión de la escuela primaria, Francisco I. Madero, en un campo cerca de la ex Hacienda de Toxpan, hoy parque de La Alameda; la vida y las circunstancias me traerían de vuelta 25 años después, no propiamente a esos montículos (sino al interior de una de las Plazas que conforman el sitio arqueológico San Francisco Toxpan), a realizar excavaciones arqueológicas; experiencia que todavía pude compartir con mi padre (el Lic. Mario Martell Bazán) y de la cual surgieron, el trabajo de investigación con el que se estableció la última cronología del sitio a partir de las excavaciones realizadas, así como artículos académicos.
Esta vivencia que ahora también se ha convertido en recuerdo, fue un momento que me trajo mucha satisfacción y aprendizaje, un momento que, a su vez, pude trasmitir a mis entonces alumnos de la ESAO durante mis clases de Historia de México; instantes que se volvieron parte fundamental de mi desarrollo laboral y, que impactó en mi sentido de pertenencia a este lugar.
Los primeros reportes que podemos encontrar de este sitio se ubican en 1917 cuando Carlos Betancourt, inspector de la segunda Dirección de Estudios Arqueológicos y Etnográficos, reporta por primera vez el sitio durante un viaje de inspección y exploración que llevó a cabo en el estado de Veracruz. Posteriormente en 1945 el arqueólogo José García Payón, se refiere a San Francisco Toxpan como un sitio con montículos y estructuras aisladas al norte de Córdoba, asignándole el registro número 461 en la Relación de Zonas Arqueológicas del Estado de Veracruz.
En 1985, cuarenta años más tarde, la arqueóloga Aidé Marina Álvarez Ríos del INAH- Veracruz, realiza un cálculo sobre la extensión del área monumental señalando una extensión aproximada de cuatro hectáreas. Para 1996 el arqueólogo Fernando Miranda Flores, también del centro INAH-Veracruz, lleva a cabo estudios, registros y un levantamiento topográfico del sitio, para establecer el polígono de protección de Toxpan. Diez años después, en el año 2006, una vez que los terrenos en los cuales se encuentra este asentamiento fueron donados a la Universidad Veracruzana y, a partir de la propuesta de construcción de la entonces Unidad de Servicios Bibliotecarios; se desarrolla un proyecto de salvamento arqueológico a cargo de la dirección del maestro en Arqueología Omar Melo Martínez, con la participación de los maestros en Arqueología Sergio Vázquez Zarate y Héctor Cuevas Fernández, contando a su vez con el apoyo del arqueólogo Fernando Miranda Flores, logrando un equipo de trabajo integrado por la Universidad Veracruzana y el INAH.
Este proyecto de salvamento comprendió en un primer momento, el rescate de datos y de información en el área en dónde se encontraban ubicadas algunas de las unidades habitacionales prehispánicas y, posteriormente en puntos ubicados al interior del área Cívico Ceremonial, sobre todo en la Plaza Sur y un espacio intermedio entre esta plaza y la Norte.